Cumbre mundial sobre el cambio climático en Lima: pequeños avances. Bajo la presidencia del ministro peruano del Medio Ambien
...
Puesta online a las 22:29, el 17 de Diciembre del 2014
Cumbre mundial sobre el cambio climático en Lima: pequeños avance
www.chileinforma.com
Bajo la presidencia del ministro peruano del Medio Ambiente Manuel Pulgar se realizó en Lima la 20ª reunión de la Conferencia de las partes de las Naciones Unidas del Protocolo de Kioto, la COP20 como se la conoce en la jerga de la ONU.
Fue sólo a las dos de la mañana del domingo 14 de diciembre que los 195 países miembros de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático firmaron consensualmente el Llamado de Lima para la Acción Climática,[1] luego de doce días de reuniones que debían terminar el viernes pasado y que se prolongaron durante 30 horas.
Aunque se trata de un pequeño avance, ello abre el camino para la Cumbre Mundial que se realizará en Paris en diciembre del próximo año cuando debe adoptarse un Protocolo que venga a reemplazar el Protocolo de Kioto adoptado en 1997 y cuyos objetivos son ahora claramente insuficientes para limitar el aumento del calentamiento global a 2 grados Celsius, el umbral a partir del cual los cambios climáticos serán irreversibles de acuerdo a la evidencia científica por el deshielo del pergelisuelo y la acumulación cíclica de los efectos del calentamiento planetario. Nadie duda que se viva una crisis climática, salvo quienes defienden los intereses de compañías multinacionales ligadas a la explotación de energías fósiles. Valga destacar el llamado de atención del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas que, abandonando su tradicional posición diplomática, denunció el gobierno Harper por obstaculizar los avances en la agenda contra el cambio climático y le llamó a asumir su responsabilidad y volver a la posición tradicional de Canadá de apoyo a esfuerzos multilaterales.
Como se sabe, la evidencia científica muestra hasta ahora que si no se toman medidas drásticas de reducción de gases con efecto invernadero, la temperatura del planeta seguirá elevándose hasta unos 4 o 5 grados Celsius promedio de aquí a fines del siglo. Ello acarreará catastróficas consecuencias, que van desde el aumento del nivel de los océanos que hundirá pequeñas islas y ciudades costeras; crisis de la producción agrícola por trastornos meteorológicos cada vez más frecuentes e inesperados; aumento de enfermedades y desaparición de especies animales y vegetales; se calcula que el costo sobre el Producto Interno bruto de los países será enorme si no se adopta una economía verde.
La crisis climática es una verdadera crisis de civilización porque cuestiona implacablemente los paradigmas del llamado modo de producción capitalista basado en la ganancia a toda costa en desmedro del medio ambiente.
Pese a la creciente conciencia planetaria del fenómeno y que muchos países, comunidades locales e individuos favorecen nuevas formas de energía, se requiere la concertación de países porque el cambio climático no respeta las fronteras: es un fenómeno global que interpela la humanidad en su conjunto.
La cumbre realizada en Lima era crucial para el sistema de Naciones Unidas porque es la última de presidentes y primeros ministros de los 195 países participantes. La aprobación del Llamado de Lima para la Acción Climática mantiene abierta la vía para la adopción de un texto que permite sentar las bases para las negociaciones del COP 21, la cumbre sobre el cambio climático que se llevará a cabo en diciembre de 2015 en Paris y que debe reemplazar, a partir de 2020, el Protocolo de Kioto, que establecía objetivos que ahora se sabe que no son suficientes para evitar el calentamiento del planeta.
Los temas candentes que no han sido completamente resueltos en Lima, tienen evidentemente que ver con : (1) el financiamiento para enfrentar el cambio climático y la distribución de los aportes de los diferentes países; (2) los mecanismos para el manejo de ese financiamiento; (3) como enfrentar los costos de los daños y pérdidas sufridas por los países no desarrollados más afectados por el calentamiento global (entre ello, el aumento del nivel de los océanos); (4) la adopción del concepto de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, que implica reconocer la mayor responsabilidad histórica de los países desarrollados en la crisis ambiental y que ello se traduzca en mayores compromisos y aportes; (5) los compromisos de mitigación del calentamiento global; y (6) el tipo de mecanismos que se deben adoptar para verificar que los países cumplan con sus compromisos.
El Llamado de Lima es calificado como un borrador de acuerdo y avances concretos en algunas áreas:
Por un lado, aseguró 10 mil 200 millones de los 100 mil millones que se espera contar anualmente en 2020 para financiar el Fondo Verde. Ese fondo es muy importante porque debe financiar los costos de mitigación del cambio climático y la adaptación en los países menos desarrollados que sufren los efectos de la crisis ambiental. Se aprobó el plan de trabajo inicial de dos años.
También se avanzó en la aceptación del principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” que es clave para los países en desarrollo, reconociendo al mismo tiempo que todos los países deben contribuir. Lo que persiguen los países en desarrollo es el traslado de tecnologías y capacidades para enfrentar los efectos de la crisis ambiental y para adaptarse a políticas de reducción de emisiones de carbono sin perjudicar su propio desarrollo.
Se agregó por primera vez la inclusión de una política de género, de empoderamiento de las mujeres, para enfrentar los desafíos de adaptación y mitigación del cambio climático en la Convención Marco de la ONU (CMNUCC)
17 Países desarrollados (incluidos Estados Unidos y la Unión Europea) presentaron informes de avances en la reducción de gases con efecto invernadero y se espera que todos los países presenten en el primer trimestre de 2015 sus planes de reducción de gases con efecto invernadero. Se avanzó en la definición de mecanismos de evaluación, monitoreo y vigilancia multilaterales del cumplimiento de las obligaciones de reducción.
Desde los años sesenta, cuando la humanidad adquirió conciencia que somos un pequeño grano de arena en el espacio sideral, la conciencia de nuestra responsabilidad en mantener el planeta que nos cobija ha ido creciendo. De ser un movimiento marginal, el movimiento ecológico se manifiesta en actitudes cotidianas, en organizaciones y gobiernos locales, nacionales e internacionales.
Surgieron también discursos económicos que plantearon el desarrollo durable como objetivo esencial, vale decir asegurar que las generaciones futuras seguirán contando con un entorno favorable a sus condiciones de vida.
También han resurgido las visiones holísticas de los pueblos ancestrales que rescatan la relación harmónica con la naturaleza la “pachamama”, como un objetivo central de la actividad humana y que se ejemplifican en movimientos sobre el buen vivir, y la defensa del bien común de la humanidad.
En ese marco, frente a los pequeños avances claudicaciones de los gobiernos del planeta frente a las multinacionales que mueven el mundo que no se consideran solidariamente responsables del cambio climático, las esperanzas siguen en la sociedad civil y en las presiones ciudadanas sobre nuestros gobiernos, incluido el canadiense para que se enfrente de manera apropiada el calentamiento planetario.
La Cumbre climática en Lima muestra que todavía falta mucho por hacer para que la humanidad enfrente la crisis creada por el calentamiento planetario producto de la actividad humana.
Marcelo Solervicens, Montréal, 14 de diciembre de 2014