Reflexiones sobre la crisis migratoria en Europa: A derribar los muros La noticia internacional se ha visto acaparada por la
...
Puesta online a las 0:01, el 28 de Abril del 2015
Reflexiones sobre la crisis migratoria en Europa: A derribar los muros
La noticia internacional se ha visto acaparada por la tragedia de los cientos de migrantes que se ahogan el mar mediterráneo en su intento por llegar a Europa. Se trata de una verdadera crisis semejante a la de los “boat people” pero que no encuentra la solidaridad de antaño. Si en el caso de los boat people de Vietnam y de Camboya Francia por ejemplo se comprometió a recibir 130 000 refugiados en 1979. La reunión especial de la Unión Europea se contentó con triplicar los fondos destinados a patrullar en el mar Mediterráneo pero no se planteó aumentar cuotas de recepción de refugiados. Se plantea también perseguir las redes criminales que traen los migrantes.
La falta de solidaridad de Europa fue denunciada por los observadores. Se insiste además en tratar el problema como si se tratara de un abuso de los traficantes de migrantes, sin analizar las condiciones que permiten que la ola migratoria ha aumentado de manera dramática en el último año como consecuencia de las crisis en África del Norte y en el Oriente medio, consecuencias laterales de las políticas de occidente en la región. Una cuestión que se agrega a la crisis económica que se vive en los países africanos y en general a las crecientes desigualdades sociales dentro de los países y en el sistema mundial en beneficio del llamado simbólicamente 1%. Veamos algunas reflexiones de una situación compleja.
El primer elemento inmediato, es el drama de la muerte que encuentran en embarcaciones sobrecargadas cientos de inmigrantes. Además de aquellos que ocupan la noticia hay otros cientos de quienes se desconoce el paradero porque se hunden en los 300 kilómetros que separan las costas de Libia de la Isla de malta o de Italia. Europa tiene la capacidad necesaria para evitar esas tragedias humanas, pero, producto de la fuerza adquirida por las corrientes racistas y opuestas a la inmigración no desean comprometerse en asegurar una política humanitaria apropiada. Por un lado dejan a Italia lidiar con el problema, por otro no se interesan por la entrada a través de Grecia y otros países. Las políticas destinadas a transformar Europa en una fortaleza inexpugnable, estrategia utilizada por el gobierno de Estados Unidos frente a la ola de inmigración desde América Latina, tienen gran popularidad en Europa. Una paradoja de muros físicos como los que existen en el sur de Estados Unidos o del muro del mar Mediterráneo en Europa. Se trata de una paradoja inaceptable porque mientras el neoliberalismo impone a nivel mundial la libre circulación de mercancías y critica o impone a gobiernos en dificultades esas políticas, prohíbe el desplazamiento de la mano de obra empobrecida por la aplicación de esas políticas neoliberales. Es importante el movimiento que ha surgido en Europa exigiendo la actitud civilizada de por lo menos evitar nuevos naufragios con altos costos de vidas humanas de migrantes en el mar Mediterráneo.
El segundo aspecto que hace aun más aberrante esa política anti inmigratoria, es que la actual ola de migración hacia Europa es exacerbada por los efectos de las políticas Occidentales en los países del Norte de África y del medio oriente.
Por ejemplo, Libia se ha transformado en el lugar por el cual pasan los inmigrantes y además producto de la intervención irresponsable que apoyó el asesinato de Khadafy y dejó instalarse la anarquía en el país, hace que los ciudadanos de Libia busquen la seguridad y la posibilidad de encontrar trabajo en Europa y estén dispuestas a arriesgar sus vidas. Porque ahora entre los refugiados no son solo los jóvenes que no tienen nada que perder, que llegaban a España, sino que son familias enteras las que arriesgan sus vidas con pasadores que les cobran toda su fortuna para conseguir entrar en Europa. Los migrantes actuales provienen también de los campos de refugiados donde no existe ninguna posibilidad de vida y que son producto de la guerra en Siria y de los combates con el Grupo Estado Islámico. Son también los refugiados que vienen de Sudán y ahora los de la crisis en Yemen.
Un tercer aspecto que es común a las crisis migratorias es que ellas son principalmente el resultado de las desigualdades del sistema mundial actual. Si la unificación actual del mundo se produjo bajo el proceso de colonización a partir de Europa principalmente, ahora esos países resisten el retorno de sus propios descendientes o de los pueblos que sometieron a la colonización y desestructuraron en su desarrollo. El mentado desarrollo desigual producto de la jerarquización del sistema mundial. Una cuestión que se mantiene produciéndose la paradoja de que nunca el mundo ha estado más unido gracias a las tecnologías de la comunicación, nuca los países habían tenido relaciones tan abiertas propiciadas por la lógica neoliberal dominante y nunca los llamados países desarrollados habían impuesto tantas restricciones a los flujos tanto de refugiados como lo que se califica oficialmente de inmigrantes de carácter económicos. Ello siendo que los estados nacionales nunca han tenido menos poder frente a las compañías multinacionales o las instancias internacionales de la mundialización.
En ese marco se elevan voces en las Naciones Unidas y en organismos de derechos humanos para el reconocimiento de los derechos de los ciudadanos más allá de sus fronteras. La negligencia europea es un crimen, en la medida en que se tolera la muerte de personas en situación de riesgo. La justificación de esa negligencia por ser una cuestión de defensa de la integridad territorial no justifica no dar ayuda humanitaria, porque no son vidas con menor valor que el de los europeos.
La crisis migratoria actual en las fronteras mediterráneas de Europa revela otro de los grandes problemas del siglo 21.