Aquiles Torres Retamal 3 h · Madrid · Admirado profesor Pepito Alborotado: Profesor, le escribo porque sé que sólo usted me
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Puesta online a las 12:12, el 29 de Diciembre del 2015
Aquiles Torres Retamal
3 h · Madrid ·
Admirado profesor Pepito Alborotado:
Profesor, le escribo porque sé que sólo usted me va a ayudar a dilucidar la gran duda que me acongoja.
Yo soy un industrial millonario que, por mis negocios y por acrecentar mi fortuna debo viajar la mitad del año por todo el mundo. Por esta razón he tenido poco tiempo para dedicarlo al amor. Sin embargo hace poco menos de un año me casé con una mujer despampanante y sensual, 20 años más joven que yo, que un amigo de mi misma clase social me la presentó en un baile de máscaras del club más aristocrático de Chile. Mi amigo le dijo: “Te presento a Federico Cornutti, uno de los cinco hombres más ricos del país”. Y ella, con cara de cordero degollada musitó: “¿Rico del verbo rico?...¡mmm! Encantada, Mesalina para servírmelo”.
Yo debo haberla flechado apenas me vio porque esa noche no me dejó bailar con nadie más. Y ya de madrugada me dijo “eres el hombre más interesante que he conocido en mi vida” tras lo cual me dio un beso que me dejó tiritando.
Desde entonces, nos comenzamos a ver cada vez que yo estaba en el país. Finalmente, una noche, en un restorán cinco tenedores en el que cenábamos, me dijo: “quiero contarte un secreto: me gustas por lo que eres y no por lo que tienes…quiero casarme contigo para hacerte feliz”. Su generosidad a mí me emocionó y le contesté que sí. Finalmente nos casamos y aparte de algunas dudas que tengo por su excesiva liberalidad con otros hombres a los que acostumbra a besar en la boca y con los que se intercambia mensajes en doble sentido, confieso que soy feliz. Pero ella me dice que así son ahora las mujeres modernas. Y creo que tiene razón.
Pero vamos a lo que llamo “mi duda”. Mi duda nació hace una semana en que llegué anticipadamente de un viaje a China y me fui directo a casa para darle una sorpresa. Entré en nuestra mansión y cuando iba subiendo las amplias escaleras le grité: “Mesalinita, prepárate que aquí voy”. A continuación sentí que nada más terminar la frase oí cuchicheos, carreras y puertas que se cerraban y abrían en mi dormitorio. Pensé que podía ser ella con algunas de sus hermanas, pero abrí la puerta y estaba solita encima de la cama, con una camisón transparente y con unas bragas transparentes en su cabecita, moviéndose como una serpiente en celo.
Apenas me vio, con su inocencia habitual, me dijo: “ven, peueñín…ven a mis brazos a disfrutar del descanso del guerrero”. Y fui. Y comencé a amarla de una manera enfebrecida. Estábamos en eso cuando sentí una tos cercana. Sin embargo ella me dijo: “será alguien que tose afuera. Federico sigue…sigue que te deseo con pasión”. Pero los tosidos siguieron y me obligaron a decirle: “Mesalinita, parece que hay alguien en el vestidor”. Aunque ella intentó retenerme, me erguí, abrí la puerta y allí me encontré a un señor en pelotas, ataviado con una gorra y unas botas de milico, intentando taparse sus vergüenzas con los trajes de fiesta de mi Mesalinita.
- ¿Quién es y qué hace usted aquí? – pregunté yo.
- No me va a cree, pero soy Papa Noel. Y estoy aquí porque he venido a estudiar por dónde deberé entrar con la bolsa de regalos el 24 por la noche ¿Entiende?
- Sí, entiendo.
- ¿Y me cree?
- Sí, le creo, pero lo encuentro demasiado delgado para ser Santa Claus. Además en vez de gorro rojo con dobladillo blanco lleva gorra de milico; tampoco tiene el pelo blanco y la barba no se la veo por ninguna parte, excepto ese matojo oscuro que tiene entre las piernas.
Lo que pasó después no se lo detallo porque no es relevante. Lo único reseñable es que mi mujer se puso eufórica de alegría mientras gritaba: “¿Te das cuenta Federico?....¡Papá Noel…nos ha venido a visitar! ¡Qué afortunados somos!”
Pregunta: ¿Existe Papá Noel? ¿Sería Papá Noel o sería un ladrón disfrazado de Papá Noel el que me encontré la otra noche en mi casa?
Con cariño, Federico Cornutti.
Respuesta a Federico Cornutti.
Estimado señor Cornudo, este, digo Cornutti:
Mi abuela materna solía decir que se iban a extinguir las estrellas del firmamento antes de que el ejército de “giles” que campean por el mundo se acabare.
Pero, ¿sabe?, como estamos a punto de comenzar un nuevo año y en estas fechas uno suele ponerse más compasivo y usted me ha producido una ternura infinita, no lo voy a hacer pebre con mi respuesta. Prefiero que siga siendo feliz y continúe creyendo en el Viejito Pascual. Razón por la que le aseguro que Santa Claus existe. Por lo tanto es bastante probable que el señor que se encontró en el vestidor era el Viejito Pascual. Y que las bolas que le colgaban de la entrepierna deben haber sido adornos que le traía de regalo para su árbol de Navidad.
Pero sí le voy a aconsejar es que intente no viajar tanto. Total si ya es recontra rico ¿para qué quiere serlo más aún?
Yo creo que no le conviene dejar tanto tiempo la tórtola sola. Se nota que ella es de las mujeres que necesitan bailar mambo cada día y que le den periódicamente alpiste. Y si usted no está la obligará a mendigarlo al primero que pase ¿Me entiende mi adicto al dios dinero o quiere que se lo diga más claramente?
Por último, señor Cornutti, le auguro que si sigue dejando sola a su Mesalina deberá ir acostumbrándose a encontrarse con Superman, con el oso Yogui, con el Pato Donald, con el Ratón Mickey, con el hombre araña y, probablemente, hasta con el “guatón Loyola” debajo de su cama…o encima de su mujer. Pero también le digo que si lo encuentra debajo de la cama no se preocupe demasiado. Pero si lo encuentra encima de su Mesalinita, ahí yo entraría a ponerme “cachúo”.
Aprovecho la oportunidad para pedirle que me mande su dirección y las fechas en que sea seguro que usted esté en el extranjero.
Siempre suyo…y también de su mujer, Pepito Alborotado.
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Comentarios
Aquiles Torres Retamal
Aquiles Torres Retamal Gracias querido "Capitán Invicto" por compartir las historias del gran profesor Pepito Alborotado.
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Aquiles Torres Retamal
Aquiles Torres Retamal Ahí va una fotografía del glorioso profesor de amores, Pepito Alborotado, para que tus huestes de amigos lo conozcan.
Foto de Aquiles Torres Retamal.
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Adriana Goñi Godoy
Adriana Goñi Godoy Me acordé de Jean de Fremisse, el incomparable Gato Gamboa con su consultorio sentimental en El Clarin!!!!
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César Carrasco
César Carrasco Eso era Aquiles en tiempo de nuestro paso en la UTE.
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Aquiles Torres Retamal
Aquiles Torres Retamal Querida Adriana, lea las otras historias de Pepito Alborotado que han sido publicadas durante el año y se convencerá que por ahí van los tiros. ¡Malvadilla!
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Adriana Goñi Godoy
Adriana Goñi Godoy donde las encuentro? No lo conocía!!!
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